9/3/17

Psicología contra la desorientación laboral [9-3-17]


Psicología contra la desorientación laboral

Los desempleados cuentan con un reforzado servicio de orientadores de Lanbide. Los profesionales detectan las capacidades y ofrecen herramientas para mejorar la empleabilidad

Si usted está buscando empleo, no sería una mala idea que pidiera cita para una sesión de orientación en Lanbide. Allí se hará una valoración conjunta con usted, el desempleado, en la que se identificarán sus recursos, capacidadades, competencias e intereses profesionales. Y por otro lado, y en función de estos elementos, se valorarán los requerimientos del mercado y la oferta formativa. Desde este jueves la plantilla se ha incrementado hasta los 245 orientadores profesionales con el objetivo de crear un itinerario de empleabilidad a más de 62.000 demandantes de empleo vascos durante los próximos siete meses. Una de estas profesionales, Alazne Eizagirre, que orienta a desempleados en la oficina de Lanbide de Lasarte, sostiene que esta ampliación de plantilla obedece a «que uno de los ejes principales del servicio vasco de empleo es la orientación y eso es lo que lleva a la intermediación laboral o la formación».

El servicio de orientación es privado e individualizado, se realiza en el despacho del orientador y puede durar entre media hora y una hora, en función de las necesidades de cada demandante. Además, es voluntario, excepto para las personas que estén cobrando la renta de garantía de ingresos, que deberán realizar una sesión de orientación de manera obligatoria.

En la metodología se estudia el currículum vitae del demandante junto con él, y « se le valora en cada una de las profesiones que ha tenido, su experiencia profesional y su formación en todos los campos que abarque». También se estudia el mercado laboral que le corresponde y la oferta de formación. De esta manera el orientador realiza un diagnóstico y establece un itinerario, tanto de intermediación laboral como para ampliar su formación guiándole a la hora de escoger unos cursos u otros con el objetivo final de encauzar su experiencia laboral y sus conocimientos para las posibles ofertas de empleo que puedan presentarse. En cualquier caso Alazne insiste en que lo importante es que el usuario sea consciente «de que nosotros le damos las herramientas para que sea él el que identifique y descubra sus recursos y sus potencialidades. Es el demandante el que debe saber valorar cuánto de bueno es, si se contrataría a sí mismo y que sepa decidir, según nuestra orientación, hacia dónde dirigirse. Nosotros no se lo vamos a decir, debe ser iniciatuva suya».

En Gipuzkoa hay en este momento 75 profesionales impartiendo servicios de orientación. Alazne afirma que siempre se pretende «que sea el desempleado quien decida, porque es su vida, es su camino a recorrer y él o ella es el protagonista de su historia, y nosotros no somos nadie para decidir a dónde tiene que ir». Los orientadores coinciden en recomendar que se focalice toda la energía en un camino, en la especialización, pero sobre todo en la experiencia laboral, ya que muchos usuarios al estar en desempleo y al tener mucho tiempo libre realizan cursos de muy diversas temáticas que realmente no les ayudan a encontrar un empleo: «Es mejor ser muy bueno en algo, porque si sabes poquito de muchas cosas siempre va a haber alguien mejor que tú». Además, los orientadores consideran errónea una idea muy extendida de que cuanto más profesional se sea en diferentes campos las posibilidades de obtener un empleo son mayores.

Delicada situación emocional

Se han vivido años de bonanza y muchas personas hoy desempleadas jamás habrían imaginado que iban a perder su empleo. La situación emocional de estas personas es muy delicada y los orientadores lo saben. Estos profesionales suelen responder a perfiles de humanidades, muchos de ellos son psicólogos o sociólogos y algunos, licenciados en derecho.

Alazne, que además de ser orientadora profesional es psicóloga, reconoce que en las sesiones de orientación hay mucho de psicología porque «no es agradable para nadie estar en paro y buscar un empleo, porque el demandante se somete a un proceso en el que le van a valorar y comparar». Y además, añade que «la persona que deja de trabajar ha sufrido un cambio importante en su vida que le afecta a niveles de rol en la sociedad o de estima. Y ese tipo de cambios suponen siempre un dolor, y no pasa nada porque los desempleados expresen ese dolor».

Por todo ello los orientadores intentan mantener una filosofía de trabajo en la que tienen en cuenta todos estos aspectos: «Procuramos empezar la sesión con un ‘¿qué tal estás?’ y hacerles saber que hay muchas personas que están pasando por la misma situación. Y creemos que nos lo agradecen».
 



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